Era la tercera vez que Rosario empezaba en una escuela diferente ese año. En un buen tiempo no tenía aun ningún amigo.
Uno de tantos días, en que ella estaba esperando turno para los servicios se dio cuenta que todas las niñas, se mantenían aglomeradas en la entrada, usaban solamente los primeros diez excusados, siendo que al fondo, había al menos diez de cada lado. Supuso que era un caso de territorio, pues solo las muchachas mayores se adentraban un poco más. Así que acató las reglas, y esperaba su turno en la larga fila.
Pero un día, fue molestada por sus compañeras, hasta el punto de arrancarle las lágrimas, y corrió hasta los sanitarios, a encerrarse tras la última puerta a la izquierda. Las demás chicas le gritaban insistentemente: –¡Sal de ahí!-, pero ella las ignoraba ya que estaba sentada en el excusado llorando a mares. De pronto empezó a sentir que la tapa vibraba, y brotaba sangre, se levantó asustada y por la prisa resbaló, golpeado su cabeza contra la pared, estaba muy mareada tirada en el suelo, inmóvil, veían como lentamente la tapa del excusado se levantaba dejando salir una grisácea mano, acompañada después de un brazo… hasta dejar ver el cuerpo completo de una pálida jovencita de vacios ojos negros, con el cabello oscuro escurriendo sangre, sobre sus ropas rasgadas… Rosario no podía gritar, pero si lo hacían las chicas de fuera, pues la sangre que brotaba del sanitario había llegado hasta el pasillo. Con bruscos movimientos, bien marcados, la chica ensangrentada se dejaba ir sobre Rosario…
Cuando los maestros llegaron… el piso estaba completamente limpio, Rosario tirada en el suelo, con una expresión de susto en su rostro como nadie había visto jamás, no pudieron cerrar su boca… no dijo una palabra después de eso y la mantienen atada en una cama del hospital psiquiátrico… todo porque sus compañeras no se tomaron el tiempo de advertirle, que años atrás, una chica fue brutalmente asesinada en la última puerta a la izquierda, y de vez en cuando venía a ver ¿Qué había de nuevo en su antigua escuela?…
Uno de tantos días, en que ella estaba esperando turno para los servicios se dio cuenta que todas las niñas, se mantenían aglomeradas en la entrada, usaban solamente los primeros diez excusados, siendo que al fondo, había al menos diez de cada lado. Supuso que era un caso de territorio, pues solo las muchachas mayores se adentraban un poco más. Así que acató las reglas, y esperaba su turno en la larga fila.
Pero un día, fue molestada por sus compañeras, hasta el punto de arrancarle las lágrimas, y corrió hasta los sanitarios, a encerrarse tras la última puerta a la izquierda. Las demás chicas le gritaban insistentemente: –¡Sal de ahí!-, pero ella las ignoraba ya que estaba sentada en el excusado llorando a mares. De pronto empezó a sentir que la tapa vibraba, y brotaba sangre, se levantó asustada y por la prisa resbaló, golpeado su cabeza contra la pared, estaba muy mareada tirada en el suelo, inmóvil, veían como lentamente la tapa del excusado se levantaba dejando salir una grisácea mano, acompañada después de un brazo… hasta dejar ver el cuerpo completo de una pálida jovencita de vacios ojos negros, con el cabello oscuro escurriendo sangre, sobre sus ropas rasgadas… Rosario no podía gritar, pero si lo hacían las chicas de fuera, pues la sangre que brotaba del sanitario había llegado hasta el pasillo. Con bruscos movimientos, bien marcados, la chica ensangrentada se dejaba ir sobre Rosario…
Cuando los maestros llegaron… el piso estaba completamente limpio, Rosario tirada en el suelo, con una expresión de susto en su rostro como nadie había visto jamás, no pudieron cerrar su boca… no dijo una palabra después de eso y la mantienen atada en una cama del hospital psiquiátrico… todo porque sus compañeras no se tomaron el tiempo de advertirle, que años atrás, una chica fue brutalmente asesinada en la última puerta a la izquierda, y de vez en cuando venía a ver ¿Qué había de nuevo en su antigua escuela?…
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