Ana era una chica que vivía sola en un departamemto mediano pero bien decorado, ella no era una persona supersticiosa ya que siempre se basaba en hechos y no especulaciones, era de esas personas que decían "ver para creer", sin embargo una noche tuvo que aprender que algunas supersticiones pueden llegar a ser reales, sin importar que creamos o no.
Como muchas otras mujeres, Ana era vanidosa,
quizas demasiado vanidosa, tenía muchos espejos para mirarse cada vez
que ella quisiera, incluso llego a colocar espejos no solo en su
habitación, también los colocó en su sala, su cocina, hasta su cuarto de
lavado; la madre de Ana, quien la visitaba cada fin de semana se
preocupaba un poco por la obsesión de su hija de mirarse al espejo y del
hecho de haber abarrotado casi todo su departamento de ellos,
constantemente le decía que quitara algunos, pues la señora a diferencia
de su hija era muy supersticiosa, creía en la mala suerte que daba el
romper un espejo y sobre todo en una vieja leyenda que cuenta como los
espejos son un portal a otra dimensión y nuestro otro "yo", contrario a
nuestra personalidad, puede ser totalmente aterrador e incluso
peligroso.
Ana solo hacia muecas a modo de burla a
las peticiones de su madre, y le reiteraba que no quitaría sus espejos,
pues ella no podia dejar de contemplar su belleza; una noche ella estaba
en su habitación, recostada en su cama, recargando la espalda en la
cabecera y con su laptop sobre las piernas, estaba mirando su perfil en
sus redes sociales y demás contenidos, principalmente los de belleza,
después de un rato sintió sed y se dirigió a su cocina a tomar un poco
de agua, como estaba oscuro tenía que encender la luz, pero por la
pereza de no hacerlo decidió solo usar la iluminación de su telefono
móvil para alumbrar su camino, mientras alumbraba el piso para ver donde
caminaba, Ana recargaba su mano sobre la pared para encontrar la
entrada a la cocina, como era de esperarse Ana tenía un espejo grande a
un costado de la entrada la cocina para verse cada que iba o pasaba
cerca, pero no pudo verlo por estar con la mirada en el piso mientras
caminaba y al recargar su mano movió el espejo haciendo que este se
balancera y por la inercia del movimiento cayera al suelo, Ana dio un
salto y un leve grito por el susto, pues el sonido del espejo al
quebrarse la tomo por sorpresa.
Fue entonces que Ana
decidió encender la luz y ver el desastre que habia ocacionado, al
mirarlo supo que era uno de sus favoritos porque estaba en una posición
ideal entre la sala y la cocina, refunfuñó entre dientes y se insulto
levemente a sí misma por no haberse fijado, acto seguido procedio a
limpiar todo, tomo su vaso de agua, apago la luz y se dirigió a su
habitación, a la mañana siguiente Ana optó por ir a comprar un nuevo
espejo, pues realmemte queria recuperar su objeto favorito.
Cerca de su vivienda habia un mercado, en el cual se vendian objetos varios, entre ellos espejos, Ana fue de visita al lugar para comprar uno que le pareciera interesante, entro en la sección de muebles y decoraciones pero ninguno le parecia de su agrado, hasta que en un un espacio vio que habia muebles con formas exóticas, quiza eran importadas o echas artesanalmente, entonces miro un espejo de casi un metro de alto y treinta centrimetros de ancho, tenia forma obalada y su marco parecia madera tallada, con forma torcida que daba la sensación de estar rodeado por una raiz de árbol o una especie de madera trenzada, eso le parecio un toque encantador y lo tomo para compraselo al vendedor, el tipo un tanto misterio le conto que ese espejo habia pertencido a la reina de una tribu del norte de Africa y que habia una leyenda que contaba como ese espejo hacia que en el se reflejaran las cosas negativas de la gente, puesto que se creia el alma de la difunta reina se encontraba encerrado en el cristal del espejo y la madera que lo redeaba estaba vendecido de forma que el espiritu encerrado en dicho objeto no causara daño más allá de las visiones mencionadas, y le advirtió con énfasis, que por nada de mundo debía remover el borde del espejo, pues esto liberaria el mal contenido.
Cerca de su vivienda habia un mercado, en el cual se vendian objetos varios, entre ellos espejos, Ana fue de visita al lugar para comprar uno que le pareciera interesante, entro en la sección de muebles y decoraciones pero ninguno le parecia de su agrado, hasta que en un un espacio vio que habia muebles con formas exóticas, quiza eran importadas o echas artesanalmente, entonces miro un espejo de casi un metro de alto y treinta centrimetros de ancho, tenia forma obalada y su marco parecia madera tallada, con forma torcida que daba la sensación de estar rodeado por una raiz de árbol o una especie de madera trenzada, eso le parecio un toque encantador y lo tomo para compraselo al vendedor, el tipo un tanto misterio le conto que ese espejo habia pertencido a la reina de una tribu del norte de Africa y que habia una leyenda que contaba como ese espejo hacia que en el se reflejaran las cosas negativas de la gente, puesto que se creia el alma de la difunta reina se encontraba encerrado en el cristal del espejo y la madera que lo redeaba estaba vendecido de forma que el espiritu encerrado en dicho objeto no causara daño más allá de las visiones mencionadas, y le advirtió con énfasis, que por nada de mundo debía remover el borde del espejo, pues esto liberaria el mal contenido.
Ana solo penso que el
tipo estaba inventando la historia para venderselo caro, sin embargo, el
precio le parecio razonable, camino otro rato por el mercado y
finalmente regreso a su departamento, al llegar lo primero que hizo,
como era de esperarse, fue colocar su nuevo espejo el cual, ahora era su
favorito y por su puesto, no tardo ni un minuto en estarse mirando de
nuevo, le gustaba en verdad mirar su reflejo y más aún porque ese espejo
era mas claro y parecia dar un toque de diamante a su imagen, cosa que a
Ana le facinó, estuvo mirandose por casi veinte minutos cuando
repentinamente notó algo en el reflejo, pues este se mostro algo
distorcionado en un parpadeo, Ana pensó que quizá su vista estaba
cansandose y dejo el espejo, se acosto un rato y tomo una siesta,
durante su sueño empezo a experimentar visiones pesadillezcas sobre
ella, se veía a sí misma de un manera perturbadora, con el cuerpo
deformado y su rostro completamente desfigurado, esa grotezca aparición
se encontraba a unos metros de distancia y repetia constantemente un
frase.
"Te veo"
A la mañama siguiente Ana se levantó sintiendo pesades en su cuerpo, siendo que siempre se levantaba con energía y su actitud radiante, pero esa mañana sus energías estaban escasas, al principio creyó que era por el mal sueño que había tenido, al final solo decidió tomar un baño, desayuno y nuevamente se miro en su espejo nuevo, al contemplarse vio que su semblante se mostraba algo decrepito, con ojeras en sus ojos y su piel algo reseca, sin demora se acerco a otro espejo que tenia en su sala, en una pequeña mesa de centro, al mirarse comprobó que su piel estaba bien, ella penso que se trataba de un problema en el espejo , lo tomo y se sento en el sofá de su sala para revisarlo, al darle vuelta al objeto notó que la parte trasera se veia mas oscura y algo seca, como si la madera estuviera pudriendose, lo que le hizo pensar que eso era lo que ocacionaba su reflejo distorcionado, Ana decidió remover la madera del espejo, se dirigió a su cocina y tomo un cuchillo pequeño para tratar de remover poco a poco el marco y soporte del espejo, poco a poco y con mucho cuidado Ana fue quitando todo hasta remover el ultimo pedazo, con un paño y algo de limpiador Ana limpió la superficie del espejo, hasta que solo quedo el la base del cristal y acto seguido, se miró nuevamente para comprobar que todo estuviera bien, su reflejo se veia normal, ella se sintio bien con eso, pero no tardo en notar como su imagen se distorcionaba de nuevo, pero esta vez su reflejo no solo se distorcionó, también parecia mirarla fijamente con un semblante muy frio y siniestro y en un segundo le sonrió, Ana se asustó y dió un pequeño brinco en el sofá, soltando el espejo en el acto, mismo que se rompió por el impacto contra el suelo.
Después de ese momento la vida de
Ana no volvió a ser la misma, cada vez que ella se miraba a un espejo,
su reflejo le mostraba un aspecto putrido, corroido y siempre con la
misma mirada fria y con esa inquietante sonrisa, seguida de esa frase
que le resonaba en la cabeza, cada noche tenias visiones con esa
aparición, la cual poco a poco se acercaba más y más, hasta que
eventualmente llego a estar a poco menos de 20 centímetros de ella, fue
entonces que Ana descubrió el sombrio secreto que escondia el espejo y
que no volveria más a mirarse en uno, al menos no como antes.
Ana
desperto después de la última pesadilla, miro a su alrededotr, estaba
en su habitación, levantó sus manos y las observó por unos segundos,
después las colocó sobre su rostro y los acarició sintiendo la suavidad
de su piel, acto seguido bajo nuevamente las manos y se levantó hasta
estar sentada sobre la cama, con la mirada hacia abajo fija en el
centro de sus piernas dobladas por la postura, el cabello cubría la
parte superior y su cabeza, solo quedó al deacubierto su boca y nariz,
repentinamente, una sonrisa siniestra se formo en su rostro, su mirada
era fría y en su mente solo escuchaba el eco de una nueva frase.
"Dejame salir"
El sonido del timbre del departamento sonó, era la madre de Ana quien iba de visita, la joven se levanto con una gran sonrisa, antes de ir a abrir la puerta a la mujer al otro lado, se acerco a un espejo y en su reflejo la cara de terror se mostraba en su semblante, atrapada la verdadera Ana le suplicaba que la dejará salir, la "nueva Ana" solo la miró, sonrio nuevamente y finalizó con unas palabras a su reflejo.
"¡Te veo!"
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